miércoles, 30 de enero de 2008

Icono



Marilyn Monroe se ha convertido a lo largo de más de cinco décadas en todo un icono del mundo del cine. Su trágica y misteriosa muerte y su erótica belleza cautivaron tanto a hombres como a mujeres, convirtiéndose en la estrella más resplandeciente del Hollywood de los años 50.

Su vida estuvo rodeada de misterio y glamour a un mismo tiempo, y por ello se la mira hoy en día a través de un halo de divismo e iconocidad.
Ese retrato fue hecho por Bettman-Corbis a la actriz en su máximo momento de gloria.


Andy Warhol, rey del movimiento pop en los años 60, usó este retrato para crear un icono de la cultura popular que dura hasta nuestros días.


Este cuadro representa a Marilyn como mujer que engloba perfectamente todos los símbolos del momento: el de su erotismo, el de la famosa actriz, el de la frivolidad y la inocencia, y todo ello acabado en un trágico final.

Si Marilyn Monroe por todo ello ya se convirtió en un símbolo por sí misma, Warhol lo enfatizó a través de esta imagen, que tiene una fuerza expresiva indiscutible. Esa mezcla de insinuación y sensualidad y el hábil juego de colores utilizado, hacen de este cuadro un icono intemporal del mundo pop.


Desde galerías de arte hasta graffitis en plena calle, desde cuadros en mansiones hasta chapas en vaqueros rotos. Ya no es Marilyn Monroe lo que se representa aquí, sino el mundo pop: la cultura popular en la que estamos todos sumergidos, representada en una sola instantánea: la cara de una mujer.

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